TEXTO DE SALA

 TEXTO DE SALA 

 BEATRIZ ZAMORA. 

EL NEGRO. ORIGEN INFINITO


Hay artistas para los cuales la obra sólo tiene sentido y vale la pena como proceso de una búsqueda del absoluto. A esa raza peculiar, en forma extrema, pertenece Beatriz Zamora

Jorge Alberto Manrique


Esta exposición constituye un homenaje a la labor artística de Beatriz Zamora, artífice que ha llevado una carrera a contrapelo, vivida con determinación ante la incomprensión plástica e intelectual, así como la intolerancia y los desaguisados por mantenerse fiel a su proyecto vital. De este modo, la muestra es producto de 40 años de investigación sobre las profundidades ontológicas del negro. A través de dicho color, Zamora se comunica con la vastedad del universo, que constituye el origen de todo. Mediante su trabajo, la creadora transmite su amor por la Tierra al mismo tiempo que provee una reflexión táctil sobre las posibilidades expresivas de los materiales oscuros. Para la homenajeada, en el negro radica la verdadera esencia de la vida.

Desde 1978 todas las obras de Zamora son negras. Al negro llegó como producto de una investigación personalísima y exploración sobre el uso de tierras sobre la tela. Posteriormente, fue ampliando su espectro técnico, incorporando metales, minerales y materiales diversos a la par que adoptaba técnicas de trabajo no pictóricas. En el universo domina el negro, por lo tanto, en lo más profundo del ser está la oscuridad total, por ello, los materiales oscuros que utiliza existen con antelación al ser humano y seguirán en el mundo tras el fin de la humanidad.

La exposición se estructura con base en lo que Zamora denomina planteamientos, basados en conjuntos de piezas que constituyen familias creativas. El primer conjunto alude a lo prehistórico, es decir, a los orígenes de todos, pero de lo cual no se tiene recuerdo. Posteriormente, el recorrido se enfoca en las obras a través de sus materiales principales. De este modo, las creaciones en carburo de silicio atañen directamente al cosmos, puesto que dicho material es el más cercano al universo. Las piezas con acerina, cuarzo negro u obsidiana son materiales de la tierra, que evocan el desarrollo de la vida. Hay otras obras en las que al espectador se le ofrece la invocación del campo, el cielo y la tierra aludidos a través de relieves, así como texturas.

Se invita al contemplador a que considere que los cuadros de Zamora, inéditos e incomparables, transmiten tanto movimiento como impasibilidad; que en su quehacer la artista imprime un sentido de armonía, pero también de soledad. Al mismo tiempo, el conjunto se basa en la yuxtaposición entre la ausencia de narrativa, forma o historia, pero también en la reminiscencia de los frutos de la Creación. Las piezas provienen de una conexión con el corazón de la Madre Tierra, el cual, como la vastedad de la materia cósmica, es oscuro. En este sentido, la exposición aquí presentada, para la creadora, es producto del Corazón de la Madre Oscura. Por lo anterior, la obra de Beatriz Zamora puede entenderse como un dispositivo plástico-cósmico que vincula la vida, la creatividad, el origen de todas las cosas con la eternidad del universo, que es negro, silente e infinito.

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